Mercurio

Unidades astronómicas0.39

Composición:ROCOSO

Descubra los secretos del planeta más cercano al Sol, desde su veloz órbita hasta su superficie llena de cráteres.

Mercurio, el planeta más pequeño del sistema solar y el más cercano al Sol, es un mundo misterioso y desafiante. A pesar de su proximidad al astro rey, Mercurio es un lugar frío y rocoso, con una superficie marcada por cráteres y un núcleo de hierro masivo.

Un veloz mensajero

Mercurio orbita el Sol a una velocidad asombrosa, completando una vuelta en solo 88 días terrestres. Esta rápida órbita, que es la más rápida de todos los planetas del sistema solar, le ha valido el nombre del dios romano Mercurio, mensajero de los dioses.

Superficie salpicada de cráteres

La superficie de Mercurio está salpicada de cráteres, evidencia de su historia de impactos con asteroides y cometas. El cráter más grande, conocido como la Cuenca Caloris, tiene un diámetro de 1.550 kilómetros y es una de las características más notables del planeta.

Un núcleo gigante

El núcleo de hierro de Mercurio es sorprendentemente grande, ocupando casi el 85% del radio del planeta. Este núcleo está rodeado por un manto delgado y una corteza rocosa. Se cree que el intenso campo magnético de Mercurio es generado por el movimiento del hierro fundido en su núcleo.

Temperaturas extremas

La temperatura de Mercurio varía enormemente entre el día y la noche. Durante el día, la superficie puede alcanzar los 427 grados Celsius, lo suficientemente caliente para fundir plomo. Por la noche, la temperatura cae a -173 grados Celsius, congelando el mercurio.

Un mundo sin atmósfera

Mercurio tiene una atmósfera extremadamente tenue, compuesta principalmente de átomos que son arrastrados del viento solar. Esta escasa atmósfera no ofrece ninguna protección contra el calor extremo del Sol o los meteoritos que chocan contra la superficie.

Explorando el mensajero solar

Mercurio ha sido visitado por dos sondas espaciales: Mariner 10, que sobrevoló el planeta en tres ocasiones en la década de 1970, y MESSENGER, que orbitó Mercurio durante cuatro años, desde 2011 hasta 2015. Estas misiones han proporcionado imágenes detalladas de la superficie del planeta y han permitido a los científicos comprender mejor su composición, estructura y historia.

Un mundo enigmático

A pesar de las misiones espaciales, Mercurio sigue siendo un mundo enigmático. Los científicos aún no han podido explicar por qué su núcleo es tan grande o por qué su campo magnético es tan fuerte. Las futuras misiones espaciales prometen revelar más secretos sobre este veloz mensajero del Sol.